Por: Daniel Restrepo Tabares – Director Quindío24Horas
La comunicación oficial no puede ser un ejercicio de improvisación. Cuando las instituciones deciden hacer anuncios de alto impacto, como la captura de presuntos responsables en un crimen que conmocionó a la opinión pública, es fundamental que exista coherencia entre lo que se promete y lo que realmente se entrega.
Este viernes 7 de marzo, la gobernación del Quindío informó en sus redes sociales que el mandatario departamental, Juan Miguel Galvis Bedoya, confirmaba la captura de cuatro personas relacionadas con el homicidio del periodista Óscar Gómez Agudelo. A partir de ese anuncio, se citó a los medios de comunicación a una rueda de prensa en la sede administrativa departamental. Sin embargo, lo que debía ser un espacio para aclarar dudas y entregar información relevante terminó en evasivas y generalidades. Ni la Policía Nacional, ni el secretario del Interior del Quindío, ni el de Gobierno de Armenia ofrecieron detalles concretos sobre los operativos, argumentando que hacerlo podría afectar el curso de la investigación.
Aquí surge la pregunta inevitable: si no era posible dar información adicional, ¿para qué convocar a la prensa? No es la primera vez que ocurre una situación como esta, donde se genera una expectativa que luego no se satisface. La falta de claridad en el manejo de la información pública no solo genera frustración en los medios de comunicación, sino que también afecta la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.
Es comprensible que existan reservas en el manejo de información judicial, especialmente en investigaciones en curso. Pero esa necesidad de cautela debe ir acompañada de un manejo responsable de la comunicación. Si se quiere proteger el proceso, el mensaje debe ser prudente desde el principio, evitando anuncios que terminan por parecer más un acto de protagonismo que una entrega real de información.
Celebramos la celeridad de las autoridades en este proceso investigativo por un crimen que conmocionó a la sociedad quindiana, misma que espera se esclarezca quiénes fueron los responsables de este asesinato y más importante aún quiénes están detrás de la autoría intelectual del mismo.
Pero el periodismo tiene la responsabilidad de informar con rigor y contexto, pero para ello necesita acceso a datos verificables. Cuando se le cita a un evento que, en la práctica, no ofrece nada nuevo, se desgasta la relación entre las instituciones y los medios, y lo que es peor, se confunde a la opinión pública. En tiempos donde la transparencia es un reclamo constante de la sociedad, la comunicación oficial debe ser precisa, oportuna y, sobre todo, coherente.