Por fin, un presidenciable con conocimiento y concepto de Colombia: Carlos Felipe Córdoba, la carta fuerte de la centro-derecha que puede unir al país

Nota: Este artículo corresponde a una opinión personal remitida a este medio de comunicación y no compromete la línea editorial de Quindío 24 Horas.

En un escenario político desgastado por la polarización, las promesas vacías y los caudillismos efímeros, la precandidatura de Carlos Felipe Córdoba emerge como un rayo de esperanza para quienes creen que gobernar es más que improvisar o dividir. Con un conocimiento profundo del territorio, una hoja de vida intachable y una visión clara de país, Córdoba representa por fin una figura de la centro-derecha capaz de conciliar, construir y liderar una Colombia distinta.

No se trata de un candidato fabricado a punta de discursos vacíos o poses mediáticas. Carlos Felipe Córdoba es un hombre que conoce el país porque lo ha recorrido, lo ha estudiado y lo ha servido. Desde su juventud, cuando prestó servicio militar como soldado de la patria, hasta sus más altos cargos como Contralor General de la República, Auditor General y director de la Federación Nacional de Departamentos, ha demostrado rigor, compromiso y un entendimiento real de los desafíos nacionales.

A diferencia de otros aspirantes que se presentan cada cuatro años sin más credenciales que la ambición, Córdoba tiene las credenciales del trabajo hecho. En la Contraloría lideró la recuperación de más de 9,5 billones de pesos para el Estado; casos como Hidroituango y Reficar dan cuenta de su mano firme frente a la corrupción, pero también de su visión de un control fiscal preventivo, oportuno y eficiente.

Lo más valioso de Córdoba no es solo su capacidad técnica o su formación académica impecable —es abogado, especialista, magíster y doctor—, sino su capacidad de unir. Su talante dialogante, su experiencia en las regiones y su visión de centro-derecha lo convierten en el único perfil que hoy podría sentar en una misma mesa a los partidos tradicionales, a las fuerzas emergentes y a los ciudadanos que están cansados de la confrontación estéril.

La centro-derecha no necesita un mesías ni un extremista más. Necesita un estadista que entienda la diversidad del país, respete las instituciones y apueste por la eficiencia, la transparencia y el desarrollo con equidad. Carlos Felipe Córdoba, con su mezcla de juventud, madurez política y sentido patriótico, es ese hombre.

Por fin aparece un presidenciable de la centro-derecha con el conocimiento y el concepto de Colombia. Un candidato que no divide, que no improvisa, que no juega a las ideologías radicales, sino que se propone unir a la nación con conocimiento, carácter y honestidad.

La centro-derecha, y el país, tienen ante sí una oportunidad que no se puede desperdiciar.

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