En medio de la emergencia invernal que afecta a varios municipios del Quindío, las preguntas sobre la capacidad de respuesta del gobierno departamental se vuelven inevitables. La imagen del alcalde de Génova solicitando apoyo para despejar la vía de acceso al municipio, bloqueada por un deslizamiento, contrasta con el anuncio hecho el año pasado sobre la adquisición de maquinaria amarilla para atender este tipo de contingencias. Sin embargo, en el momento crítico, dicha maquinaria no apareció.
Este no es un caso aislado. En otro punto del departamento, el alcalde de Calarcá también tuvo que acudir a las redes sociales para pedir que la gobernación invierta los recursos necesarios en la construcción de un puente en el sector La Rochela, una obra vital para garantizar la movilidad de quienes transitan por La Sonadora.
Las situaciones descritas llevan a una pregunta de fondo: ¿hay una desconexión entre la administración departamental y los municipios? La gestión del riesgo y la inversión en infraestructura no pueden depender de llamados de auxilio en redes sociales. Si existe maquinaria disponible, debe ponerse en funcionamiento cuando más se necesita. Si hay recursos para obras clave, estos deben ejecutarse sin dilaciones.
El gobierno departamental tiene la responsabilidad de responder con hechos a las necesidades de los quindianos, más allá de los anuncios y la publicidad. La eficiencia de la gestión pública se mide en la capacidad de dar soluciones oportunas, no en la cantidad de veces que se repiten las promesas.



