El auditorio del Suteq fue el escenario en el que la Agencia Nacional de Tierras (ANT) adelantó la socialización de la Zona de Reserva Campesina (ZRC) un espacio en el que gremios, autoridades civiles y comunidad debatieron sobre este instrumento de planificación que ha generado polémica en el departamento.
Mientras que las organizaciones campesinas ven en esta figura una oportunidad para fortalecer el acceso a la tierra, la soberanía alimentaria y el desarrollo agroecológico, otros sectores han expresado preocupaciones sobre los impactos ambientales, jurídicos y productivos de la iniciativa.
El proceso, que está en una fase inicial, involucra a la Agencia Nacional de Tierras (ANT), la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), representantes del sector productivo, congresistas y organizaciones rurales, cada una con visiones diferentes sobre el alcance y pertinencia de la propuesta.
¿Qué es una Zona de Reserva Campesina y qué implica su creación?
Las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) son figuras reconocidas en la Ley 160 de 1994, cuyo objetivo es garantizar el acceso a la tierra para comunidades campesinas en territorios de vocación agropecuaria. Se conciben como estrategias para el desarrollo rural sostenible, promoviendo el ordenamiento del territorio y fomentando la producción agrícola con criterios de equidad y sostenibilidad ambiental.
La creación de una ZRC implica la delimitación de un área específica en la cual se promueve la producción campesina y se establecen medidas para evitar la concentración de la tierra, la especulación inmobiliaria y la expansión descontrolada de cultivos no compatibles con la vocación del suelo. Además, permite la gestión de proyectos con apoyo del Estado y organismos internacionales para infraestructura rural, asistencia técnica y conservación ambiental.
En Colombia existen actualmente siete Zonas de Reserva Campesina formalmente reconocidas y otras en proceso de estudio, como es el caso del Quindío. El director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), Juan Felipe Harman Ortiz, explicó que el trámite para la creación de la ZRC en el Quindío apenas comienza y no se ha tomado ninguna decisión definitiva.
«En este momento no hay una Zona de Reserva Campesina creada en el Quindío. Lo que existe es un auto de trámite que da inicio al estudio de viabilidad de la propuesta. Es un proceso que debe ser ampliamente concertado con la comunidad y los diferentes actores del territorio», enfatizó Harman.
El funcionario también aclaró que la ANT no impondrá esta figura sin contar con el respaldo de las comunidades y sin un análisis riguroso de las condiciones del departamento.
«Nuestro compromiso es con los campesinos y con el ordenamiento territorial. Esta no es una figura para generar conflictos, sino para encontrar soluciones a problemas históricos de acceso a la tierra y desarrollo rural», agregó.
Uno de los principales cuestionamientos al proceso ha venido desde la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), entidad encargada de la regulación ambiental en el departamento. Su director encargado, Juan Esteban Cortés Orozco, ha manifestado inquietudes sobre la posible afectación a ecosistemas estratégicos y la falta de información sobre el alcance de la propuesta.
«Hasta el momento, la CRQ no ha sido notificada oficialmente sobre la delimitación exacta del área en estudio. Se habla de más de 121 mil hectáreas, lo que equivale a una parte importante del territorio del departamento. Necesitamos claridad sobre cuáles son los criterios ambientales que se tendrán en cuenta», señaló Cortés.
El director también advirtió que el Quindío es un departamento con una alta fragilidad ecológica, con presencia de reservas naturales, parques nacionales y zonas de recarga hídrica que podrían verse impactadas por un proceso de expansión agrícola sin regulación adecuada.
«Estamos solicitando que se nos brinde toda la información técnica y que haya una concertación real con las entidades ambientales. El desarrollo rural es importante, pero no podemos hacerlo a costa de los recursos naturales que garantizan la sostenibilidad del territorio», puntualizó.
Para las organizaciones campesinas que impulsan la Zona de Reserva Campesina, esta figura representa una oportunidad para garantizar el acceso a la tierra, fortalecer la producción agroecológica y evitar el desplazamiento de los pequeños productores por el crecimiento de proyectos inmobiliarios y monocultivos de alto impacto.
Líder Alfonso Zambrano Castillo, vocero de la Asociación Agroecológica Guaraní y del Comité de Impulso de la ZRC, explicó que el modelo de la reserva campesina busca consolidar un territorio donde se prioricen las necesidades de las comunidades rurales.
«La ZRC no es un capricho, es una necesidad para que el campesinado no desaparezca del Quindío. En los últimos años, hemos visto cómo la tierra se ha ido concentrando en grandes proyectos urbanísticos y en monocultivos que no benefician a las comunidades locales», afirmó Zambrano.
El líder campesino también destacó la importancia de recuperar la vocación agrícola del Quindío, un departamento que ha visto una reducción en la producción de alimentos básicos debido a la importación de productos desde otras regiones.
«La seguridad alimentaria del departamento depende de que el campesinado tenga tierra para cultivar. Actualmente, la mayoría de los productos que consumimos vienen de otras partes del país, y eso nos hace vulnerables», argumentó.
Mientras los sectores campesinos defienden la iniciativa, algunos gremios productivos y parlamentarios han manifestado preocupaciones sobre el impacto que la ZRC podría tener en la estructura agrícola y en la propiedad privada.
La representante a la Cámara Piedad Correal expresó su rechazo a lo que calificó como una posible ocupación irregular de tierras y pidió garantías para los propietarios rurales.
«Entendemos que el campesinado necesita apoyo, pero esto debe hacerse de manera legal y concertada. No podemos permitir que se generen conflictos territoriales ni que se afecte la seguridad jurídica de quienes tienen tierras productivas», señaló Correal.
Por su parte, sectores del empresariado agrícola han solicitado mayor claridad sobre las condiciones en las que se desarrollaría la ZRC y han advertido sobre posibles restricciones al desarrollo productivo.
El reto de la concertación
El futuro de la Zona de Reserva Campesina en el Quindío dependerá de la capacidad de las partes involucradas para encontrar un punto de equilibrio entre las demandas campesinas, la protección ambiental y las necesidades del sector productivo.
La Agencia Nacional de Tierras ha insistido en que el proceso debe ser ampliamente socializado y que no se tomará ninguna decisión sin la participación de todos los actores.
A medida que avanza la discusión, se espera que en los próximos meses se realicen mesas de trabajo y foros de concertación donde se definan los criterios que regirán esta posible figura en el departamento.
Lo cierto es que la Zona de Reserva Campesina ya se ha convertido en un tema clave para el futuro del Quindío, con implicaciones en el acceso a la tierra, el desarrollo agropecuario y la planificación territorial.



